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Mensaje del Rector en la Colación de Grados 2020 y la
Importancia de Conservar el Ambiente
Por: Juan A. Negrón Berríos, Ph. D.
Rector
Me uno al saludo protocolar expresado por
la Maestra de Ceremonias, la Sra. Aramilda
Cartagena, Decana de Estudiantes. Les
extiendo a todos un afectuoso saludo en
nombre de la comunidad universitaria del
Recinto de Barranquitas y muy
particularmente a la clase graduanda 2020.
Al igual que esta singular colación de
grados, ustedes serán recordados como los
graduandos que superaron la pandemia del
COVID-19. A pesar de los enormes retos
que ha conllevado el dramático cambio en
nuestras vidas, ustedes han triunfado, pues
completaron su meta académica y hoy
reciben su diploma. Mi respeto y
admiración por este gran logro.
Ustedes asumieron con valentía su responsabilidad y se unieron a los
esfuerzos de esta gran Universidad para mantener la continuidad del
semestre y para completar exitosamente los cursos en los que estaban
matriculados. Hubo que gestionar una rápida transición hacia la virtualidad
en toda la programación académica y en los servicios administrativos. De
ese modo, practicamos el distanciamiento social como medida preventiva
para evitar el contagio.
En nuestras instalaciones educativas, la virtualidad se convirtió en la
práctica estándar para operar la Universidad. Nos movimos al 100% a una
modalidad de aprendizaje digital y a través de una facultad dotada de las
destrezas requeridas para producir un ambiente educativo efectivo. Nos
dirigimos a un estudiantado que acogió el cambio proactivamente. Los
estudiantes supieron lidiar con las diversas dificultades en el nivel familiar y
con los distintos problemas de índole social y económico que produjo la
peor crisis de este siglo.
La capacidad de superar las crisis es sin duda la marca del ser humano y así
lo ha demostrado esta clase graduanda 2020. Reconocemos su gallardía,
pues han enfrentado la crisis con tenacidad y determinación. Sin embargo,
como educador les propongo analizar estas circunstancias del presente para
preguntarnos ¿qué hemos aprendido de esta crisis? Una lección importante
se relaciona con el hecho de que los mayores retos que hemos enfrentado en
Puerto Rico durante los últimos años se asocian con el medio ambiente
natural. Los huracanes, los terremotos y ahora la pandemia, son fenómenos
que retan la fragilidad de la infraestructura esencial de la Isla. Nuestra
posición geográfica, la situación geológica y el poco énfasis en la
prevención de nuestro sistema de salud, exponen a la Isla a amenazas que
pueden traducirse en desastres. Una vez comienza un huracán o terremoto
no es mucho lo que podemos hacer para prepararnos. La clave está en que
tomemos medidas cautelares para reducir los daños e incorporar estilos de
desarrollo y producción sustentables. Necesitamos un equilibrio entre el
crecimiento económico, los recursos que nos proporciona la naturaleza y
nuestros objetivos de bienestar social.
Por ejemplo, es importante reconocer el hecho científico de que las
emisiones al medio ambiente y muchas prácticas de nuestros estilos de vida
contribuyen al calentamiento global. Estos cambios en los patrones
climatológicos tienen serias consecuencias. Hemos roto el equilibrio entre el
medio ambiente y nuestra especie humana. Es más, el consenso científico
mundial coincide en que el surgimiento de nuevas enfermedades como el
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COVID-19 se debe principalmente al mal manejo que le hemos dado a los
recursos del ambiente. Si bien es cierto que estamos impactados por lo que
nos está ocurriendo actualmente, no podemos decir que esto nos haya
tomado por sorpresa: ya habíamos sido advertidos por la comunidad
científica. Los desastres naturales como pandemias, incendios, huracanes,
inundaciones y otros van a continuar porque la temperatura en la Tierra
sigue subiendo y porque hemos arruinado el suelo y la atmósfera. Es muy
interesante notar que durante la pandemia, se ha dado una disminución en
los niveles de gases que contribuyen al calentamiento del planeta. En otras
palabras, la demanda por energía fósil como el petróleo y el gas natural
cayó debido a la disminución en la transportación terrestre y aérea, entre
otros. Ciertamente, esta aparente mejoría en las condiciones del ambiente
ocurre a un alto costo debido a la pérdida de vidas y a la paralización de la
economía. Sin embargo, la experiencia demuestra que es posible mejorar
la calidad del ambiente y que, a través de estilos de vida sustentables,
podemos evitar grandes desastres, en lugar de esperar que catástrofes como
el COVID-19 nos obligue a hacerlo. Es probable que la pandemia la
resolvamos en un futuro cercano, pero el cambio en los patrones del clima
no se resolverá con una maravillosa vacuna o tratamiento, o con
simplemente quedarnos en casa para evitar el contagio. Apliquemos las
lecciones de esta pandemia impulsando un cambio en nuestros hábitos de
producción y consumo hacia un ambiente más limpio y ecológico.
Vislumbremos prácticas distintas a las que tenemos, pues las actuales se
enfocan en el tratamiento y subestiman la prevención. Tenemos
herramientas para rastrear la propagación de la enfermedad, reducir los
contagios y asumir una actitud más proactiva hacia la preservación de la
salud. No podemos continuar con una medicina que suele ser reactiva, pues
responde después que el daño está hecho, en lugar de anticiparlo. Urge
implementar medidas para mitigar los diversos impactos de esta pandemia
y atender los daños causados en la ya debilitada economía del país
poniendo especial atención a aquellos sectores más vulnerables de la
comunidad. Debemos asumir que estamos en una nueva era que requiere
cambiar la relación con el planeta. Cada país, cada comunidad, deberá
adoptar prácticas concretas para establecer una mejor relación con su
ámbito más cercano. En nuestro planeta, el agua es vital y hemos
evolucionado con ella, pero ahora hemos roto el delicado ciclo que sustenta
a la vida. La dependencia en los recursos fósiles nos arruina la vida y
amenaza nuestra existencia. Hemos utilizado tantos recursos que ahora
estamos recurriendo al capital de la tierra en vez de obtener beneficios de
ella.
No todo está perdido, es tiempo de iniciar una tercera revolución industrial,
tal y como lo plantea el sociólogo Jeremy Rifkin. ¿Quién forjará esta
nueva relación con el planeta? La evidencia nos indica que no serán los
líderes actuales. Serán las nuevas generaciones, como ustedes graduandos,
quienes romperán con los marcos establecidos e implementarán nuevas
soluciones para asegurar nuestra existencia en el planeta. Estamos seguros
que tendrán éxito en este proyecto de concienciar y fomentar el cuidado y
la protección del medio ambiente porque poseen los conocimientos y han
fortalecido los valores necesarios para trabajar por el bienestar propio y el
de los demás.
Me despido agradeciendo la confianza que depositaron en el Recinto de
Barranquitas de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Les auguro
éxito en su vida profesional. Vayan confiados porque tienen las
herramientas para provocar los cambios que todos necesitamos.
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