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Conversatorio - Revista Instituto Cultura Puertorriqueña
500 años de existencia de San Juan
Por: Dra. Vilma G. Pizarro Santiago
Catedrática Asociada
El sábado, 19 de septiembre de
2020, se añadió un capítulo más a
los festejos que desde el 2019 se
están llevando a cabo para celebrar los
500 años de la mudanza de la capital de
Puerto Rico de Caparra a San Juan. De
acuerdo a la historia, dicho proceso tomó
tres años, desde 1519 hasta 1521. Por tal
razón, la ciudad de San Juan se ha vestido menos afortunados, entre estos a los libertos, a las márgenes de la
de luces desde el año pasado (2019),
celebrando este evento con congresos y
actividades culturales, entre otros.
Por su parte, el Instituto de Cultura
Puertorriqueña (ICP) preparó una edición
conmemorativa de su revista (RICP n.
12) con varios artículos relacionados a la mudanza y a la vida social,
comercial y política de la isleta. Una actividad donde se celebró la
tirada de este número especial fue el conversatorio compuesto por tres
colaboradores en esta publicación: la Dra. Carmen Alicia Morales,
el Dr. Lugo Amador y esta servidora, Dra. Vilma Pizarro Santiago,
Catedrática Asociada del Recinto de Barranquitas. Este conversatorio,
ofrecido por medio de la plataforma ZOOM, está disponible en el
espacio virtual del Instituto de Cultura en Facebook.
Es grato poder compartir que el público ha respondido
favorablemente tanto a la publicación especial conmemorativa del
ICP, como al conversatorio. En abril 2021, el Recinto de
Barranquitas se verá representado una vez más, en la próxima edición
www.br.inter.edu
de la revista, que espera lanzar el ICP en el evento del Congreso de la
Asociación de Historia del Viejo San Juan, culminando así la
celebración de la mudanza de nuestra ciudad capital.
A continuación, comparto un resumen del escrito de mi autoría
titulado La negra y la multa como trabajadoras y empresarias en
el siglo XIX, que aparece en esta edición. Durante los siglos 18 y 19,
la población del Viejo San Juan comenzó a crecer a tal magnitud que
se necesitó más espacio para acomodar a sus habitantes. El deseo de la
clase alta de que la antigua ciudad se convirtiera en una tan hermosa
como las capitales europeas, guió a su gobierno, entre muchas otras
acciones, a segregar a la población. De esa forma, se fue llevando a los
ciudad.
Una serie de barrios que se construyeron fuera de la ciudad, como
Cangrejos, Puerta de Tierra, La Marina y los arrabales intramuros,
aparecieron como producto de este esfuerzo. La mujer negra o mulata
que habitaba esas márgenes fue percibida con actitud que iba desde el
recelo y el rechazo, hasta la “aceptación” obligada debido a los
servicios que le rendía a la élite sanjuanera. Un ejemplo de lo primero
eran las mujeres conocidas como las “queridas” entre otras que
habitaban barrios de negros en la ciudad capital.
Otros “oficios” que eran mayormente “aceptados” y muchas veces
necesitados por la élite sanjuanera lo eran: las madres (de leche)
subrogadas o nanas, así como las lavanderas y las vendedoras de
dulces o de mondongo. Esta ponencia explora el estatus y el espacio de
la mujer negra o mulata en la sociedad de entonces y sus métodos de
supervivencia en medio de una sociedad patriarcal, machista, elitista,
racista y religiosa.
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