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Los Egresados de Maestría: Querer es Poder
Por: Dra. Damaris Colón Rivera, RN, DNS
Directora Departamento de Ciencias de la Salud
Parece que fue ayer cuando comenzó el
primer grupo de la Maestría en Ciencias
en Enfermería en el Recinto de
Barranquitas de la Universidad
Interamericana de Puerto Rico. Ya en
junio 2020, once estudiantes alcanzaron su
meta, finalizando sus estudios graduados y
convirtiéndose así en la primera clase
graduada de este programa.
En enero 2018, estos profesionales de
enfermería comenzaron con gran ilusión
sus estudios. La facultad los recibió con
nostalgia, al reencontrarse con egresados
que unos años antes se habían graduado
del bachillerato, verlos y volver a su Alma recomendaciones la hicieron llegar con éxito al final. No cabe duda que
Mater. Aunque no fue un comienzo fácil.
Después del Huracán María, muchos de
ellos no tenían servicio de energía eléctrica en sus hogares para hacer sus
trabajos y desarrollar el material de los cursos. No obstante, con el
compromiso de ambas partes, ese primer semestre llegó a un feliz término,
en mayo 2018.
Durante los dos años y medio que estuvo esa primera clase graduada,
algunos estudiantes fueron quedándose en el camino por diversas razones,
entre ellas sus horarios de trabajos y otros por problemas personales. Cabe
destacar que ahora el programa cuenta con cursos a distancia para facilitar
el acceso a los profesionales que trabajan, pero desean continuar estudios
graduados. Once estudiantes profesionales de enfermería a jornada
completa, siete de estos con posiciones de supervisión, tenían que cumplir
con sus responsabilidades laborales antes de llegar a sus clases y, además,
la mayoría tenían que cumplir con el rol de esposas y madres. Su tiempo
libre lo compartían con su familia y los trabajos asignados en sus clases.
Reflexión: Una meta alcanzada
Por: Angélica Cruz Martínez, RN, MSN
Egresada Maestría en Ciencias en Enfermería
Soy enfermera graduada hace más de ocho años y finalicé en junio la
Maestría en Ciencias en Enfermería con especialidad en Cuidado Crítico y
con un Rol de Educador. Decidí continuar estudios graduados para tener una
mayor preparación al realizar mis funciones como Líder Clínico y
Supervisora. Tomar esta decisión no fue fácil ya que era consciente de la
necesidad de dedicar tiempo al logro de esa meta. Debido a mi horario de
trabajo y las dificultades que se me estaban presentando por causa del
huracán María, dudé muchas veces en matricularme. Sin embargo, el día que
fui a orientarme estaba decidida a hacerlo porque no podía dejar pasar esta
oportunidad de lograr uno de mis sueños.
Una vez comencé fue un gran reto para mi familia y para mí. Mi lugar de
trabajo es en Cayey y una vez culminaba mis labores, me trasladaba a la
Universidad en Barranquitas y luego a Ponce donde residía en ese entonces.
Pensé que me rendiría, pero entendía que para lograr mis metas debía hacer
sacrificios. En este proceso de estudios, Dios me dió el privilegio de quedar
embarazada, situación que me dio más razones para seguir hacia adelante y
Estos estudiantes venían de diferentes pueblos, algunos tan lejos como
Caguas y Cayey, para cumplir con el compromiso que hicieron al
matricularse en estudios graduados. También se vivieron el embarazo de
unas de las estudiantes y todos los compañeros y la facultad fueron tíos;
tuvo que ser complicado continuar estudiando siendo de otro pueblo, con
una bebé pequeña en proceso de lactancia y con un posición de supervisora
de piso de un hospital. Fue muy valiente al continuar y demostrar que
cuando se quiere, las metas se pueden alcanzar. También quedará el
recuerdo que, en esa primera clase, estaban matriculadas madre e hija.
Ambas fueron egresadas del Bachillerato en Ciencias en Enfermería en
diferentes años y ahora llegaban juntas para alcanzar la meta de un grado
mayor. Sin duda no tuvieron mejor apoyo que contar una con la otra.
Otro recuerdo será el cierre de la práctica docente que por el COVID–19,
finalizó de manera virtual. Fue muy emotivo escuchar las vivencias de los
estudiantes sobre sus años de estudios, como aquella estudiante que lloraba
agradecida: su humildad, disponibilidad para aprender y escuchar
fueron once historias de esfuerzo, sacrificios y superación. Buscando
cumplir con múltiples roles y adaptarse a la tecnología que cuando
estudiaron el bachillerato no estaba en su “apogeo”. La facultad conocía
de la carga que tenían estos estudiantes, pero sabía que el proceso era
necesario para poder adquirir los conocimientos, destrezas y actitudes que
requiere un enfermero especialista.
Escucharlos en el cierre de la práctica docente provocó nostalgia porque era
la despedida, pero reconociendo que el Programa de Enfermería puede
contar con ellos y que ellos pueden contar con su Alma mater. Para la
facultad de Enfermería es un orgullo poder usarlos de ejemplo cuando están
haciendo práctica en los hospitales con los estudiantes de asociado y
bachillerato. Ellos son la evidencia de que el Programa de Enfermería
prepara a los líderes del futuro. Los egresados de maestría son la evidencia
que con compromiso y perseverancia se puede llegar muy lejos.
culminar mi maestría. Fue una etapa donde recibí gran apoyo,
tanto de profesores como de los compañeros de estudio.
Añadiendo más retos al logro de mi maestría, fui y sigo siendo
una madre lactante. Debo decir que esto no fue una excusa para
dejar lo que había logrado hasta ese momento. Asistía a mis
clases junto a la estudiante más pequeña como le decían a mi
hija en el salón de clases. Muchas veces dudé si lo lograría,
pero siempre confiaba en Dios que es quien me permitió
culminar lo que tanto estaba anhelando. Pude haber dejado todo
de lado, pero si nos rendimos con las dificultades que se nos
presentan en el camino nunca podremos decir “lo logré”. Ya
hoy puedo decir con orgullo que logré mi Maestría y que en el
proceso pasé por diversas facetas en mi vida, pero éstas nunca
fueron obstáculos para poder cumplir mi meta.
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